La Lagartija de las Dunas, conocida también como Liolaemus multimaculatus, es un pequeño reptil que habita únicamente los ecosistemas costeros de la provincia de Buenos Aires y parte de Río Negro. Su presencia es familiar en las playas, pero a pesar de que sus poblaciones actuales se encuentren en equilibrio, existen diversas amenazas que atentan contra su conservación.
Durante los veranos, es usual encontrar entre los pastizales y dunas de las playas argentinas a esta especie endémica que se desplaza con gran agilidad entre las arenas calientes, mimetizándose perfectamente con el suelo, lo que da cuenta de la estrecha relación evolutiva entre este animal y el ambiente que habita.
Debido a su característica, la lagartija de las dunas es una especie única en la región. Los colores de sus escamas son un perfecto camuflaje que torna a los individuos prácticamente indistinguibles de la arena cuando están quietos y la particular forma de su cabeza le permite sumergirse instantáneamente en la arena y desplazarse bajo la misma como si estuviese nadando.
El desprendimiento de su cola es uno de los mecanismos de defensa más exitoso que posee este reptil, pero es un truco que sólo puede utilizar una vez. Cuando la extremidad vuelve a crecer, pierde la capacidad de separarse del resto del cuerpo.
Jorge Williams, investigador y profesor titular de Herpetología de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo y Federico Kacoliris, investigador del Conicet, estudiaron esta especie y los resultados de sus estudios fueron publicados en varios documentos, investigaciones y en un libro llamado “Lagartija de las dunas. Conservación de una especie carismática”.
Según los estudios realizados, el desarrollo inmobiliario descontrolado, la extracción de arena y destrucción de las dunas, la forestación con especies exóticas, el tránsito de vehículos por las playas y otras actividades humanas sobre estas áreas, atentan contra la supervivencia del pequeño reptil.
Además, la limitada extensión de su hábitat, reducido a los territorios costeros de arenas y pastizales del litoral atlántico pampeano y del norte patagónico, tensiona el desarrollo y compromete el futuro de la población de estos animales.
Se calcula que el área de hábitat apto para la lagartija de las dunas es de 50 mil hectáreas, pero esas tierras disponibles se han reducido por acción humana, urbanizaciones e introducción de especies vegetales exóticas en un 20 % del total.
La lagartija de las dunas es un ejemplo de adaptación total a un ecosistema particular, esta condición exclusiva hace que también sea más vulnerable a las modificaciones ambientales, agravándose al verse interrumpido su hábitat por las ciudades turísticas de la costa, que impiden el intercambio genético de la especie.
A pesar de que se ha creado un sistema de protección de Áreas Naturales Protegidas, la especulación inmobiliaria y los controles laxos amenazan la supervivencia del reptil. Concientizar sobre la importancia de una especie tan particular es importante no sólo para el animal en cuestión, sino también para todo el ambiente que lo rodea.
Para leer más:
Libro: Lagartija de las dunas. Conservación de una especie carismática. DESCARGAR
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